martes, 26 de abril de 2011

POESIA AL TRABAJO*

Mural Diego Rivera.
 
PEQUEÑA ODA PARA CELEBRAR EL PRIMERO DE MAYO

Porque somos
lo que por nosotros somos
en cada jornada diaria,
porque estamos
cuán presto estamos llenos
de dolor y de ternura,
porque luchamos
donde luchamos por la conquista
del pan y la belleza,
porque pensamos
lo que pensamos de esta sociedad
dividida en clases,
porque tenemos
el orgullo que tenemos de ser
sostenedores del orbe,
porque soñamos
con lo que realmente soñamos
por un futuro no lejano
y porque no olvidamos
a nuestros compañeros caídos
en la brega y el combate,
y pongámonos de pie
para celebrar el día nuestro
(pero entonando LA INTERNACIONAL)


TREN DE OBREROS

Yergue su penacho de humo, su ruido
de fierros aceitados. Hacia el trabajo
indica el ritmo de su marcha atestado
de gente pobre en coches de tercera
y bodegas repletas de madera,
calaminas, herramientas. Hacia el trabajo
pasa de largo puentes, páramos, estaciones,
túneles, nevados, pendientes. Pasa de largo
los parajes privados, los extensos alambrados
del coto “Alabemos al Señor” y el estado
Luis XVI. Hacia el trabajo. Hacia el trabajo
va rompiendo largas horas de impaciencia,
de brumas y coleópteros. Hacia el trabajo.


Apunte a lápiz 1970.
 LA HUELGA

La huelga,
compañero,
no es ponerse a mirar la luna
ni entrecerrar los párpados
esperando el maná del cielo.

La huelga,
miradlo,
es una boca enorme de clamores,
el pecho dispuesto a la lid
entre un bosque de pancartas.

La huelga,
compañero,
no es pedir centavos por caridad
ni regatear algunas migajas
a la tenebrosa voluntad del amo.

La huelga,
decidlo,
es un muro de voces coléricas,
un levantamiento de puños
y una toma de calles y plazas.

La huelga,
camarada,
es una poderosa arma del pueblo.


MADRE

Hoy como todos los días, Madre,
reúno el haz de espigas de tu nombre
que rige la vida que me diste.

He aquí en pie de verso
la ternura de tus infaltables pasos,
la bondad de tus prodigiosas manos,
la vigilia de tus innumerables noches
y tu capacidad hacendosa
para que no me faltara pan y letras.

He aquí que estás presente, Madre,
en todas las madres que como tú cantan
cocinan, cosen, lavan, ponen en orden
las cosas de la casa. Madres como tú
que aman las aves, las flores, el trabajo.


ELEGIA A MI PADRE

PADRE:
Te escribo desde el fondo de la casa
en que nos dejastes solos
balbuceando la sal de tu nombre.
Escribo para tu siempre
donde el amor se habrá tornado
hierba de reposo,
concilio de palomas.

Escribo pensando que estás distante
pero no lejos de este cariño
que se resuelve en lágrimas
y como un riachuelo besa tus pies.

Oh padre nuestro
que luchaste denodadamente
porque tus afanes
fueran dulce pan de nuestros días,
porque los tuyos no sufrieran
lo que debiste haber sufrido
labrando
tu perfecta imagen proletaria
en estas despiadadas ciudades
dónde reina
el hambre, la maldad y el odio.

Hoy te escribo y te recuerdo
convencido de tu ausencia,
hoy que están tus árboles sin pájaros,
tus cosas inertes
y este tu hijo absorto todavía
en el viernes que te fuiste
sin palabras
como para que no se apresurara
todo el dolor a nuestros pechos.

Si vieras, Padre, hasta qué punto
de nuestras penas
duele no tenerte en la razón filial
de esta inconsolable ternura.

Si comprendieras al menos
cuántas extrañas cosas suceden,
cuántas interrogaciones
hieren nuestra memoria;
y si ahora regresaras
seríamos capaces de creer en Dios.

Pero si nada puede devolvernos
las perennes manos del misterio
yo me quedo deseando
alcanzar tu gracia inmortal,
tocar el límite de tu silencio
hasta confundirme
con los rezagos de tu cuerpo.

Mientras tanto, Padre,
vivirás a través de mis venas
en nuestras generaciones venideras.

* Este conjunto de poemas son inéditos, se han transcrito directamente del original.