viernes, 15 de febrero de 2008

A LA LUZ DEL CANTO

(Texto inédito, ofrecido a los lectores de poesía, conmemorando su fallecimiento, un 12 de febrero de 1989)

I
MIRADA TUYA, AURORA DE SENTIDOS,
ay, alumbra tu mirada.

Mirada viva, sol entrevisto,
ay, agrícola tu mirada.

Mirada sola, espejo, melancolía,
ay, sueña tu mirada.

Mirada cielo, color y altura,
ay, ángel tu mirada.

Mirada de fondo, suma que olvida,
Ay, ciega tu mirada.

II
TORNA EL SOL DE MILENARIO FRENTE
a quemarse entre mis sienes.

Adán. –excedido de tristeza-
Tiembla en tierras de mi labranza.

¡Oh, el alba de asnos en la pradera!
¡Oh, aquella máscara de carbunclo!

III

¿QUIÉN HA TRAÍDO ESA LUZ
que desciende hasta el corazón del agua
donde los peces sueñan un secreto velamen?

¿Quién soltó esa flecha
que aún vuela a través del bosque
llevando un oscuro designio sin nombre?

¿Quién hizo esa melodía
que llega cautelosa y descalza
redactando azules mandatos de lluvia?

¿Quién, corazón, mío, quién?

IV
OH, SEÑOR
de la esmeralda rumorosa
de la tierra, prende tus velas
y quema estas hojas
de amarga memoria.

Si cansado y absorto
quieras dormir cierra mis párpados,
reclínate en mis sienes
y olvídate de las hogueras
del tiempo sin amor.

V
TUS OJOS, MIS MANOS, LAS VOCES
erigen un árbol de amarillos frutos,
inclinan un rayo, tienden mil pájaros
y salvan al dios del esfuerzo
que transpira en la tierra.

Somos la juventud de la flor y la abeja,
el seísmos de la sangre.

De nuestro amor crece la hiedra,
se levanta la melodía nupcial del fuego,
nacenle cifras azules al tiempo.

No hay obras ni oficios
que no sepan de nuestro hondo misterio.

Somos el palpitante latido del mundo,
la clara verdad de la vida.

VI
¿QUÉ PERFIL MÁGICO Y SONORO
Enciende tu desvelado rostro?

¿Qué hialinos frutos lleva
Entre sus manos el mendigo?

¿Qué metralla como un anillo
pende y pesa de un dedo mío?

VII
NUEVOS DÍAS
andan de brazos con tu hermosura.
soy el sol que juega
en los bosques levantando torbellinos
de empurpuradas hojas
hacia el oeste de los sueños.

Ah, motivo rumoroso
de los que persiguen raudo pétalo
y tornan con una flora
de alegría entre las manos.

Que no descifren, amor, tu ser
en el delta de los vientos,
que no te descubran rostros
de enloquecido fuego
que tu temblorosa realidad
no transcurra por otras venas.

Oh, alba mía, heme
En la configuración plena
De tu silencio de hierba y paloma.

VIII
ENTÓNASE MI CUERPO DE LUZ UNIVERSAL,
abro mis brazos, estrechos al día
con el alfabeto de mi ternura.

Existo de natural manera,
susténtome, trabajo, canto
haciendo girar mis sueños
-esfera de encantos-.

Si tiembla la raíz de mis alas
es por que tarda en su advenimiento
la estrella de nuestro amor.

IX
CADA ANOCHECER
Pulso la sensitiva guitarra
de mis nervios, fluviales de luz.

Entono el poder
auroral de tu cabellera y amo
tu castidad de clavel encendido.

Me sumerjo entre luceros
Y renazco solar cantando.

X
TU CORAZÓN,
mi corazón,
dialogan como dos aves
o niños temerosos
en el invierno.

Tu distante,
distante yo,
a media ausencia
la zona árida
de la angustia.

Tu boca mía,
tuya mi boca,
para que nazca la rosa
trémula de tiempo
y perennidad.

XI

OH REVELACIÓN DE NOCHES DE TORMENTA,
de tumbas desiertas, de ojos sin luz.

Dejadme con mi fosca materia, ser
esto que los años se arrebatan sin tregua.

XII

MI SER CONGREGA
sus matinales cantos
en torno de tu cuerpo.

(Oh, tú, motivo
y alarde de los sueños,
fruición de misterios,
trajín de mariposas,
vendimia de los ojos).

A cada instante
crezco con las hierbas,
musito con los aires,
deliro con las bestias
soy la vida misma.

Todo es sencillo y sabio,
natural, mediterráneo.


XIII
SOLO Y EL ÁRBOL LLAMEANTE.
solo y la flor del tiempo.

Ay, solo escribo
mientras crece la constelación
de un vasto reino de amores
desconocidos.

Solo, enormemente solo.

XIV
POESÍA SOY
el inculpado feliz
de tus arduas conjunciones
de sol, lluvia y piedra.

Diariamente me confundo
con tu presencia suma,
amo y contigo extiendo
un racimo de astros.

Y os veo –ángel o fantasma-
irradiando un vasto reino
que circundan el viento
con su tropel de canciones.

Somos un ebrio tallo de vid,
un corazón demente.

XV
¿ESTAREIS IGNORADO AMOR, EN UNA ESTACIÓN DE ROSAS
o en un balcón de transparente olvido?

¿Quizá en un portal de altísimas paloma
o en qué puerta de entreabierto sueño?

¿Tal vez en cierta hora cerrada de pestañas
o entre pámpanos de innumerables frutos?

XVI
PENSATIVAMENTE -ACODADO
en la ventana de mi memoria-
contemplo el antiguo pueblo
extensamente nuestro.

(Oh, el fuego, la encina,
el ruiseñor y el espejo
del río inacabable).

Aún humea el albergue
de nuestra pasión, aún saben
los jazmines del alba
de tu amor junto a mi pecho.

(Oyes llegar aquella
remota melodía
de los ocultos dioses).

XVII
AÚN AMO EL CIELO
que se resuelve en tus pupilas,
el aire de tus olivos y esa
olorosa sustancia
de tus esencias vegetales.

Aún creo en tus estampas
en la hora de tus anhelos
y en el crepúsculo
que amamantas en tus cabellos
que solo el amor conoce.

Aún amo todo lo tuyo,
muchacha mía
como un mar me rodea.

XVIII
CONSIDERANDO QUE FUISTE
un cuerpo transitivo de infinita sustancia,
un turbulento ramo de luz y tinieblas,
te recuerdo todavía.

(El recuerdo me nace con la pena
en el estío de los apagados versos).

No es posible olvidarte. Aún te veo
cruzar la comarca transparente de mis años
con el haz espléndido de tu amor en granos.

Oh las amarillas hojas
de nuestra lejana ternura. Oh el aire
de tu ardiente y maravillada juventud.

Recuerdo tus plurales cosas,
el clamor de tus geranios, tus anillos
de fiesta, tus impolutas cartas